Me gusta jugar con las palabras, uno las trae de aquí para allá y la gente te ama o te odia, te admira o te aborrece de acuerdo a lo que dices.
La palabra es tu bendición o tu castigo, es tu termómetro, es tu verdad o tu mentira.
La palabra te define, te acerca o te aleja, es tu escudo, es tu alma, eres tu dicho a través ti mismo.
La palabra son tus miedos, los profundos fantasmas inconfesables, pero también es tu risa, la maravillosa y liberadora risa.
Desde mi lengua o desde mis dedos van tomando forma, puntos y comas evitan el deslave.
La buena, la mala, la indecible, la del consuelo.
La palabra es mi trono, el reino inconquistable donde vuelo.
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