Estática
Prefiero el silencio perfecto de la mirada a los ojos, ese tiempo infinito que vive entre dos rostros.
Deseo tus palabras con manos,
como labios de gestos sensuales para tratar de adivinarlas antes que el sonido diga tu risa.
Me es imprescindible tu rostro a la luz de tu alma, sin artilugios que filtren tus surcos de batallas lejanas.
Tú y tu piel apagando todo lo apagable,
dejándome primitivamente a oscuras
sin más claridad
que el fulgor de tus dedos entrelazados en mi pelo.