martes, 16 de abril de 2019

Recuerdo cuando cambió el viento,
fue una noche blanca, de esas que existen en mi ciudad.
Susurró algo olvidado,
sorprendió a tus oídos, 
y tu crucigrama inconcluso se volvió recuerdo.
En un rincón, 
debajo de todos las cosas viejas y ajadas, la ficha perdida del rompecabezas te hizo un guiño cómplice y fuiste completa.
Las chispas de los destellos de tu felicidad ardieron tanto que tu aguja perdida  se quedo sin paja.
Un vendaval hizo sobrevivir solo pétalos de sí a tus margaritas,
 y con tus ganas nuevas, 
compusiste un réquiem de destierros, 
una Oda al retorno, 
y un himno a países nuevos.
Lo sé porque ese día yo estuve allí,
 y algunos dirán que te saqué de donde no querías estar, 
pero tú y yo sabemos que nos fuimos hacia dónde siempre quisiste ir.

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