jueves, 27 de noviembre de 2014

Thanksgiving

Yo haría algunos cambios y entonces podríamos... que cenar pavo no fuese obligatorio, que la fecha se estableciera de acuerdo a la necesidad espiritual de cada quien, que no hubiese que esperar a que la familia se reuniera, es mas ,que no hubiese necesidad de ser familia o de reunirse...
Dar gracias seria pues una acción cotidiana, como un reflejo involuntario, como sabemos que el sol va a salir en el amanecer y por eso no lo reverenciamos sabiendo quien es, como pestañear o respirar, como los latidos de nuestros corazones, acciones imprescindibles, vitales, sagradas.
Entonces el ultimo jueves de noviembre podría ocurrir una tarde de agosto, sin pavo, sin reunión, sin familia, en una esquina cualquiera, y a pesar de que para muchos la confusión por la fecha y el lugar podría sorprenderlos, estoy seguro que el sonido mágico de la palabra, a la que ni siquiera los verbos con sus infulas de acción pueden superar en movimiento de noblezas, seria luz, latido, vida toda.
Gracias, no lo duden, es la palabra, después de amor, mas necesaria para cada uno de nosotros.
Gracias, gracias, gracias.

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