martes, 9 de septiembre de 2014

Rio


La vida es como un río, como el milagroso hilo plateado que brota del vientre de la madre tierra y emprende un camino sin regreso por tortuosas montañas, desbocándose en la ingenuidad de su juventud, aprendiendo con cada golpe de piedra, ocupando con vigor el espacio de tiempo que Dios le a regalado. Las lluvias de sus experiencias lo hacen crecer, a veces gotas gratas engordan su alegría, a veces sequías de desastres hacen languidecer su cauce, cada amanecer es un desafío, solo con la claridad del día puede descubrir,si una neblina de malos presagios no se le interpone, algo del tramo de existencia que tendrá que anegar. Pero a pesar del constante andar siempre hallamos un remanso, un espacio escondido, tímido, enredado en la maraña de la vida lleno de pequeñeces. Las alegrías que desde lo cotidiano recopilan las personas que amamos. Es un lugar importante. Saber mirar con ojos de milagro la belleza de lo pequeño, por mínimo que pudiera parecer, no es fácil. Compartirse con los que cada día te dan gota a gota una energía que traspasa océanos, que te alegran con sus alegrías. Mi río necesita emplazamientos como este porque esas pequeñeces son las que ensanchan cada vez más el cause de mi vida.

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